Es el arte de meditar un entrenamiento diario que nos lleva a mirar hacia adentro y conectarnos con la calma, que es el primer estadio de la meditación. Los budistas la llaman Shamata. La calma, el silencio que surge, no siempre es igual, pensamientos y emociones interrumpen y se apoderan de ese silencio pretendido. Dicen los maestros que debemos meditar sin esperar nada a cambio, quedarnos en la postura que hemos escogido hasta que la mente se apacigüe; lentamente, fijando nuestra atención, por ejemplo en la respiración.
Hay distintas de maneras de meditar, echados en el suelo sobre un futón de algodón, así meditaban los antiguos yoguis, o bien sentados en postura fácil, con las manos sobre las rodillas en gyan mudra. Recomendamos empezar echados, viendo tu respiración con las pautas que nos da la meditación guiada inspira, y poco a poco ir sentándose. Ver meditacion guiada.
Meditar no es adormecerse y dejar de pensar, no es poner la mente en blanco y dejarse ir. Es estar activo y atento, paciente, y con una concentración impecable, dejar pasar nuestros pensamientos y emociones con toda la disciplina que seas capaz. Es poner fin a la tendencia de la distracción mental que es en gran parte el inicio de nuestro sufrimiento.
“Buda vio que la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza es la raíz de todo el tormento del samsara y que la raíz de esa ignorancia es nuestra tendencia a la distracción mental. Poniendo fin a la distracción mental se pondría fin al propio samsara; Buda comprendió que la clave para conseguirlo era recoger la mente, llevarla a casa, a su verdadera esencia, mediante la práctica de la meditación”. Meditación. Sogyal Rinpoche. Los pequeños libros de la sabiduría. José J. De Olañeta, Editor.
Meditar es el camino para volver a nosotros mismos, en el que podemos experimentar nuestro ser completo; en general desperdiciamos la vida entregados a un quehacer incesante que nos aparta de esa verdadera identidad. Por eso decimos que meditar es volver a casa.
Es romper completamente con nuestra manera “normal” de actuar, pues se trata de un estado sin ambiciones, libre de preocupaciones en el que no se compite ni se desea poseer o acumular nada. No hay lucha, no hay afán de triunfo, no hay aceptación ni rechazo, ni esperanza ni miedo. Es un estado en el que empezamos a liberarnos de todos esos pensamientos y emociones que nos tienen aprisionados en nuestra propia cárcel de cristal.
En el libro que aparece en la foto encontré la oración, dice el autor, que rezaron los budas del pasado.
“Que el poder y la verdad de esta práctica
tengan todos los seres felicidad y las causas de la felicidad;
que se liberen del sufrimiento y de las causas del sufrimiento;
que ninguno se aparte de la felicidad santa que es sin pesadumbre;
y que todos vivan con ecuanimidad, sin excesivo apego ni excesiva aversión, y que vivan creyendo en la igualdad de todo lo que vive”.