La meditación como disciplina

La meditación como disciplina

Es muy importante retomar la meditación como una disciplina observada por ti desde el inicio, donde casi no hay expectativas ni machaque (te enfadas porque no te acabas de concentrar como tú quisieras). Los preliminares son siempre muy significativos, más que las técnicas más desarrolladas. Se trata de que la persona se imponga una disciplina, estar quieta, sosegada, acercarse al Ser sin esfuerzo, sin formalidad.

La quietud es cesar el proceso mental, es decir el pensamiento racional de formas y colores, cualidades espacio-tiempo, conceptos y preceptos adquiridos. Quietud es meditación. Es ir viéndose.

¡Indagar en la naturaleza del ego constantemente permite que aflore el Ser!

 

Toda práctica espiritual no tiene como meta alcanzar el Ser, porque el Ser siempre está presente, es un medio para ser consciente de que la neurosis y la paranoia no existen, están sólo en nuestra mente, en los pensamientos que crea nuestra mente.

Dicen palabras sabias: «ocúpate de ti. Ámate, para que todo vuelva al equilibrio». Y practica una disciplina observada por ti. Una pauta de comportamiento que mire por ti y que repercuta en una nueva forma de gestionar tu vida, con mayor relajación y más calma, menos reactivos.

Ahí van unas pocas premisas que nos pueden ayudar:

Madrugar un poco más. Levantarse quince minutos más temprano por las mañanas para meditar.

Dejar todo preparado la noche antes. Se trata de dejar todas las cosas que son necesarias para el día siguiente

Ser flexible. Adapta tu conducta y pensamiento a conceptos y situaciones cambiantes, novedosas e inesperadas.

Saber decir no. Hay que saber decir no a proyectos, actividades sociales e invitaciones. Hay que ser conscientes de que uno no posee el tiempo o la energía para todo. Cada persona necesita cada día tiempo para estar tranquila, para relajarse y estar sola.

Simplificar, simplificar, simplificar. . . Conjuga este verbo permanentemente a lo largo del día.

Hacer algo por los demás. Relaja y hace que uno se sienta bien; si puedes hazlo a diario.
Empatía. Céntrate en comprender más que en ser comprendido; en amar, más que en ser amado.

Tiempo para ti misma. Guarda tiempo para ti cada día. Destínalo para la meditación, buscar la tranquilidad y la introspección.

Planifica con anticipación. No esperes hasta la última existencia para comprar más.

Elimina o limita el café. Mejorará tu relajación, sueño y tranquilidad en general.

Respirar bien. Cuando las personas se sienten estresadas, la mayoría tendemos a respirar corto y a hacer respiraciones superficiales. Cuando se respira así, el aire viciado no es expulsado de los pulmones, la oxidación de los tejidos es incompleta, y aumenta la tensión muscular. Toma conciencia de tu respiración durante todo el día. Participa de las sesiones semanales del Método Inspira y aprenderás a respirar correctamente.

Transforma necesidades en preferencias. Convierte tus necesidades en preferencias. No te hagas esclavo de los deseos.
Dormir suficientes horas. Utiliza tu despertador para recordarte que tienes que ir a la cama. No le restes horas al sueño.

Anotar pensamientos y sentimientos. Escribirlos (y después destruirlos y tirarlos) puede ayudarte a clarificar cosas y darte una perspectiva renovada de los mismos.

Disfrutar cada día. Cada día haz algo que realmente te gusta.

Amor. Añade un poco de amor a todo lo que haces.
Mejorar tu aspecto. Haz algo que mejore tu aspecto. Mejorar tu aspecto puede ayudarte y hacerte sentir mejor.

Baño o ducha. Tome un baño o ducha de agua caliente (o fría en verano) para aliviar la tensión. El agua y el cerebro tienen sinergias positivas.
Capacidad para perdonar a las personas. Hay que aceptar que no vivimos en un mundo perfecto.
Ser optimista. Tener un punto de vista optimista sobre el mundo. Merece la pena creer que las personas lo están haciendo lo mejor que pueden.

 

 

  «La vida es un misterio, muchas cosas suceden inesperadamente, la mera resistencia no resolverá ningún problema. Se necesita mucha flexibilidad, un corazón sosegado y libre de expectativas.

Sé flexible mentalmente. La fuerza no reside en ser firme, rígido y fuerte, sino en ser flexible. El árbol flexible resiste el vendaval»

Swami Rameshwarananda Giri Maharaj

 

 

 

 

 

 

 

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